jueves, 25 de noviembre de 2010

The special one y la fuerza de la manada




Liderar, es posiblemente una de las tareas más difíciles de todas, ya que, por muchas ganas y empeño que le pongas, no todas las personas pueden ser líderes. Se necesita tener unas cualidades innatas, un carisma excepcional y una gran inteligencia.

Hubo, hay y habrá grandes líderes a lo largo de los tiempos. Líderes políticos que con una colosal oratoria eran capaces de convencer a las masas, como Gandhi o Martín Luther King. Líderes militares, maestros estrategas que llevaban a sus soldados a la victoria con sus tácticas de combate, como Alejandro Magno o Napoleón. Líderes espirituales, que conseguían que la gente se  liberase, dejando atrás todo lo material, y activándoles la parte mental y psíquica del cuerpo como Buda o Lao Tse. 

Queda claro que para gobernar, para dirigir a un grupo de personas en la dirección adecuada, y conseguir de ellos todo lo necesario para la victoria o el fin al que este destinado, se necesita más que un titulo en la pared.
Cualquiera y digo cualquiera, puede presentarse a un examen de entrenador, e ir obteniendo las titulaciones necesarias hasta llegar a la máxima categoría.

Pero entrenar a un equipo de futbol (digo futbol como podría ser otro deporte de grupo) de la elite no es tan fácil como parece.

Está claro que todos sabríamos entrenar al barsa, no tiene dificultad situar a los jugadores en el campo, hasta un niño de 7 años sería capaz de hacerlo. Por eso un entrenador tiene que ser más que un “Trainer”, correr media hora, hacer planchas y flexiones, una sesión de disparos a puerta y colocar a los más rápidos en la alineación es tan fácil que lo haría un simio.

Por eso, cuando le comentaron los periodistas a Mourinho, en su primera rueda de prensa en Stamford bridge, que al Chelsea F. C., le habían entrenado tipos muy especiales, el les contestó: Yo soy el más especial.

No le faltaba razón al portugués, ya que forma junto con Guardiola, la pareja de entrenadores del mundo del futbol que están por encima del “Trainer”, son más que meros preparadores físicos, son auténticos líderes para sus equipos.

Voy a intentar comparar a los dos, con el que a mi juicio es el mejor “Líder” deportivo del momento, una persona con una oratoria especial, con una táctica brillante y con una mente superior: Phil Jackson.

El “Maestro Zen”, como se le conoce, es el entrenador jefe de los Ángeles Lakers, y lo fue en su momento de los Chicago Bulls. 11 anillos de campeón en 13 finales disputadas, hablan maravillas de una carrera de solo 19 años como entrenador jefe.

Comparte con Mou, algunas similitudes, como la formar de criticar o reprochar a sus jugadores mediante la prensa, como si fuera un pequeño pellizco para espabilar al jugador, o sus gloriosas ruedas de prensa, llenas de sarcasmo, que los periodistas esperan más que el partido mismo. Guardiola es más cuidadoso con la prensa, aunque sus ruedas de prensa venderían en televisión, es más comedido, critica lo que no le gusta de sus jugadores como todos, pero lo hace a puerta cerrada, donde nadie le oiga.

Pero luego el portugués se distancia un poco de la idea principal de Phil, la cohesión del grupo.
No digo que Mou, no haga un grupo ganador, ni un equipo competitivo, simplemente digo que no trata  a todos los jugadores por igual. No recibe el mismo trato, por poner un ejemplo, Cristiano Ronaldo que Canales, y eso va poco a poco aislando a los jugadores hasta situarlos en estamentos, como en la edad media y a Mou como el señor feudal. De sus 23 futbolistas, juegan 14 y el resto, se dedican a entrenar y entrenar. No tienen cabida en su sistema, juega con el mismo bloque siempre y con 3 o 4 reservas por si acaso, le sobran 6 puestos en el equipo.

Sin embargo, Guardiola si se parece al “señor de los anillos”. Su equipo es un grupo unido y bien entrelazado. La estrella es Messi, pero ningún jugador se siente menospreciado o apartado, todos tienen su roll dentro del grupo, unos más grandes, otros más pequeños, pero todos reman en la misma dirección, ya que la meta es común para todos, ganar.

Aparte de tener “Lideres” en los banquillos, los equipos necesitan un líder en el campo, alguien que les ayude a ser mejores, les de seguridad y haga que se impliquen mas.

El libro que ahora estoy leyendo, Canastas sagradas de Phil Jackson (Libro que recomiendo leer a todo el mundo) tiene una frase que puede definir perfectamente el papel del líder en el campo.


Ahora ésta es la ley de la jungla
Tan vieja y tan verdadera como el cielo
Y el lobo que la mantenga prosperará
Y el lobo que la rompa debe morir.
Como la enredadera que ciñe el tronco del árbol
La ley funciona adelante y atrás
Ya que la fuerza de la manada es el lobo
Y ya la fuerza del lobo es la manada.


Michael Jordan era el líder en la cancha de los Chicago Bulls, ganador de 3 premios de máximo anotador de la temporada hasta la llegada del Maestro Zen, pero aun así, no había conseguida la gloria del campeón. Phil le explico lo que deseaba de el, quería que fuese un jugador desinteresado en el “Yo” y conseguir implicar mas a sus compañeros. Quería que sacrificase sus números personales a favor de los intereses colectivos. Michael Jordan, lo entendió perfectamente y así lo hizo, el equipo empezó a carburar y los campeonatos se sucedieron.

Ese papel de líder en la cancha, lo cumple a la perfección Leo Messi. Es capaz de implicar a sus compañeros cambiando su posición natural, la de extremo, hasta convertirse en un media punta. Cuando las cosas van mal, sus compañeros le buscan y el les responde. Luego, al finalizar el partido, nadie sabe nada de él hasta el próximo choque. Se aleja de los focos y los flashes, se refugia en su casa y en la fuerza de la manada, de la que se beneficia porque sabe que, aunque individualmente no tiene par en el mundo, necesita a sus compañeros para ganar.

Cristiano ejerce ese roll en el Madrid, aunque los resultados son los mismos, los métodos son diferentes. El luso, al que considero un futbolista excepcional, con un físico portentoso, le pierde su gran carácter ganador, y su forma de encajar la presión. Sabedor de que es el mejor jugador del equipo, reclama para él los balones en el ataque, generando muchas ocasiones para sus compañeros con sus pases, pero a medida que se acerca al área con el balón controlado en sus botas, es como si de su vista se borrasen todos aquellos que llevan su misma camiseta, la presión de tener que resolver siempre, de tener que dar la cara en todos los partidos, su carácter ganar y su obstinación por ser el mejor, hace que, a diferencia de Leo, sea muy individualista en muchos momentos del partido.

Dos maneras diferentes de liderar a dos equipos diferentes. Dos entrenadores que son más que puros entrenadores, dos caminos distintos de llegar al mismo destino: La victoria

Dos “Lideres” en todos los aspectos en los que se requiera la palabra. Serian capaces de mandar un pelotón militar, o de guiar a un grupo religioso si fuese necesario, porque tienen algo que les hace diferentes a los demás. Un aura especial dentro de ellos, un amor indescriptible por lo que hacen, un carisma que les ayuda a penetrar en los demás y una convicción muy clara en sus ideas.

Dos maneras diferentes de mirar a través del mismo cristal, el de la victoria…


Andoni Etxizarreta.

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